viernes, 3 de abril de 2015

David Álvarez

Granada, 3 de abril de 2015



Te prometo que no era mi intención amarte pero, a veces, las intenciones no mandan. Incluso ahora, que ya lo admito me suena ridículo... 'amarte', 'amarte', 'amarte'. Tampoco era mi intención que en casa me odiaran y no me reconocieran como hijo, que mis amigos me robaran el respeto, que tú dejaras de hablarme, de mirarme.

Sería más fácil negarlo todo y mantener la vida que he llevado hasta ahora. Sería más fácil para vosotros. A mí  me mataría día a día, tendría que cargarme de antidepresivos hasta que, por accidente, unas cuantas pastillas de más se deslizaran por mi garganta y acabaran con todo. De momento esa opción no me apetece. Ya veremos dentro de unos años.

Decírtelo a la cara no fue buena idea, pero eso lo sé ahora. Por eso te escribo esta carta, para  decirte que te quiero de una manera incontrolable, que eres lo primero en lo que pienso al despertarme y lo último, en la noche. Que siento que seamos dos líneas paralelas que jamás podrán unirse. Te gustan las mujeres, siempre lo he sabido. A mí también me gustaban. No creo que vayas a cambiar, pero si algún día lo haces y piensas en mí, llámame. La esperanza es lo último que se pierde, dicen.

Un abrazo,

David
659536343

No hay comentarios:

Publicar un comentario