jueves, 30 de abril de 2015

Triángulo amoroso: María, Pablo y Tinder.

-¿Eres María?
Tú, Pablo, entonces. 
-Sí.
Creía que eras tú de lejos pero no sabía... ¿Estabas tomando algo?
-No, aún no he pedido nada. Esperaba por si...
¿Pensabas que no iba a venir?
-No. No sé. ¿Por qué?
No sé...
-Ya...
...
-Bueno, cuéntame. No sé.
¿Qué quieres que te cuente?
-Pues... lo que quieras...
Mmm... no sé... Esto es un poco raro...
-Un poco sí pero luego se pasa.
¿Sí?
-Bueno, que no es que esté quedando por Tinder cada dos por tres pero bueno, que me imagino que es romper el hielo y esas cosas, ¿no?
Te estaba vacilando. Tranquilo.
-Ya...
Bueno,  pues... hoy no he tenido trabajo. A mi jefa se le ha muerto el gato y nos ha dado fiesta.
-Qué bien, ¿no? Bueno, lo del día libre y eso.
No conocía al gato así que, sí, día libre y eso. ¿y tú que has hecho hoy?
-Pues a mi jefe no se le ha muerto el gato. 
...
-He ido a trabajar. He aguantado a niñatos de 13 años con las hormonas revolucionadas... El futuro del país, ¿sabes? Y aquí estoy. Hablando contigo después de... ¿cuatro semanas?
Tres. Tres semanas. ¿Tan largo se te ha hecho?
-No, mujer, no.
Ahora creo que deberíamos hablar de cine, música o algo así... Es lo que hace la gente para 'romper el hielo'...
-Creo que sí. Pues el otro día fui al cine a ver una película independiente indie superhipster...
O... podríamos ir a mi casa directamente y dejarnos de chorradas... Total, ahora que ya he visto que no tienes pinta de psicópata...
-¿Me estás vacilando? ¿Otra vez?
Nop.
-Mmm... vale. 




viernes, 3 de abril de 2015

David Álvarez

Granada, 3 de abril de 2015



Te prometo que no era mi intención amarte pero, a veces, las intenciones no mandan. Incluso ahora, que ya lo admito me suena ridículo... 'amarte', 'amarte', 'amarte'. Tampoco era mi intención que en casa me odiaran y no me reconocieran como hijo, que mis amigos me robaran el respeto, que tú dejaras de hablarme, de mirarme.

Sería más fácil negarlo todo y mantener la vida que he llevado hasta ahora. Sería más fácil para vosotros. A mí  me mataría día a día, tendría que cargarme de antidepresivos hasta que, por accidente, unas cuantas pastillas de más se deslizaran por mi garganta y acabaran con todo. De momento esa opción no me apetece. Ya veremos dentro de unos años.

Decírtelo a la cara no fue buena idea, pero eso lo sé ahora. Por eso te escribo esta carta, para  decirte que te quiero de una manera incontrolable, que eres lo primero en lo que pienso al despertarme y lo último, en la noche. Que siento que seamos dos líneas paralelas que jamás podrán unirse. Te gustan las mujeres, siempre lo he sabido. A mí también me gustaban. No creo que vayas a cambiar, pero si algún día lo haces y piensas en mí, llámame. La esperanza es lo último que se pierde, dicen.

Un abrazo,

David
659536343